Informe Nacional de Competitividad 2014-2015

Informe Nacional de Competitividad 2014-2015

El Informe Nacional de Competitividad 2014–2015 contiene en esta ocasión 13 capítulos, cada uno de los cuales incluye un diagnóstico de los temas que el Consejo Privado de Competitividad considera son los más relevantes, así como, metas y acciones específicas para impactar la competitividad y lograr en 2032 ser el tercer país más competitivo de la región

En los últimos cuatro años fue muy poco lo que el país avanzó en competitividad. De acuerdo con el Índice Global de Competitividad del Foro Económico Mundial (WEF, por su sigla en inglés), principal referente en materia de competitividad a nivel mundial, Colombia pasó, entre 2010 y 2014, del puesto 68 entre 139 países al puesto 66 entre 144 países. Esta situación es preocupante en la medida en que en el contexto latinoamericano, el país ocupa el séptimo lugar, lejos de la meta fijada hace ocho años de convertirse en 2032 en la tercera economía más competitiva de América Latina. En el entretanto, otros países como Costa Rica, Perú y Panamá han tenido logros importantes en materia de competitividad, que les ha permitido avanzar sustancialmente en este indicador, superando a Colombia.

Gráfico 1: Top 10 de países de América Latina en el Índice Global de Competitividad del WEF.

Introducción (Ranking de países)

Fuente: WEF

Costa Rica, por ejemplo, entre 2006 y 2014 avanzó 17 posiciones en el Índice Global de Competitividad, pasando de ser el séptimo país más competitivo de América Latina a ser el tercero. De hecho, para que Colombia logre ocupar dicho lugar debería avanzar más de 15 posiciones en este indicador. Para el mismo período, Perú pasó de ser el noveno a convertirse en el sexto, mejorando 13 posiciones en el indicador del WEF. El progreso de Panamá también ha sido importante, subió 12 puestos y en la actualidad es el segundo país latinoamericano

Las leves mejoras de Colombia en materia de competitividad y la imposibilidad de avanzar frente a los países de la región conllevan a una reflexión sobre el trabajo llevado a cabo  durante los últimos años. Si bien se han hecho varios esfuerzos para mejorar la competitividad del país, estos han quedado cortos y de continuar la misma tendencia, la posibilidad de alcanzar la meta en 2032 será cada vez más remota. Para corregir esto, el Informe Nacional de Competitividad 2014–2015 plantea una agenda de competitividad de gran envergadura que, de implementarse, permitiría mejorar los fundamentales microeconómicos para que todos los sectores se beneficien.

De acuerdo con Rodrik [1], los países logran altos crecimientos sostenidos en el tiempo en la media en que implementen a profundidad dos tipos de agenda: horizontal (o transversal) y vertical. Una agenda horizontal debe apuntar a mejorar aspectos transversales a todos los sectores de la economía –como calidad de la educación, construcción de corredores logísticos, flexibilización del mercado laboral, entre otros.

Una agenda vertical implica la implementación de medidas que solucionen las distorsiones y cuellos de botella que limitan la productividad de sectores existentes y el surgimiento de nuevos sectores o actividades de mayor productividad. Infortunadamente no se puede abordar de manera simultánea los cuellos de botella que limitan la productividad de todos los sectores, lo que hace necesario el establecimiento de prioridades. La evidencia empírica muestra que países como Corea del Sur, Malasia, Tailandia y China, han implementado agendas verticales profundas que les han permitido convertirse en los milagros económicos de los últimos cincuenta años. Este tema es tan importante, que este año el Consejo Privado de Competitividad está presentando una propuesta de Política de Desarrollo Productivo para Colombia, de manera que sirva de insumo para el Plan Nacional de Desarrollo 2014–2018 y el país organice los esfuerzos que está haciendo en la materia.

Sin embargo, hay que resaltar que una mejora en la competitividad del país no es responsabilidad exclusiva del Gobierno nacional. Desde hace varios años el Consejo Privado de Competitividad viene haciendo énfasis en que las regiones juegan un rol fundamental en esta, en la medida en que una parte importante de la competitividad del país se gesta desde el nivel local. Sin embargo, con algunas excepciones, se evidencia una gran debilidad institucional desde el nivel local, que hace indispensable continuar fortaleciendo las Comisiones Regionales de Competitividad (CRC), de manera que se conviertan en los espacios de discusión y definición de las visiones de largo plazo de los departamentos.

Al igual que el Gobierno nacional, los gobiernos locales deben implementar agendas tanto horizontales como verticales en materia de competitividad. Más aún, buena parte de la agenda vertical del país debe ser resuelta desde el nivel local, en la medida en que existen cuellos de botellas particulares al contexto geográfico donde los sectores se ubican. Es por esto que desde el año pasado, el Consejo Privado de Competitividad viene lanzando el Índice Departamental de Competitividad, el cual se espera sirva como instrumento de la política de competitividad a nivel local.

[1] Rodrik, D. (2013). The Past, Present, and Future of Economic Growth. Global Citizen Foundation.